Cosmolocalización: la forma en la que el metaverso hará posible una nueva realidad localizada

Elsa Sklavounou 18 mar. 2022 7 minutos
Cosmolocalization: how the metaverse will enable a new localized reality

Algunos de nosotros ya hemos hecho nuestros primeros pinitos en el metaverso emergente, mientras que para otros sigue siendo un misterio indescifrable. Es la palabra de moda que está en boca de todos, pero ¿qué es exactamente el metaverso? ¿Y cómo afectará a la localización? 

Mark Zuckerberg es quizás el defensor más conocido de esta unión de nuevos y emergentes conceptos, tecnologías e incluso filosofías. Sobre el metaverso, dijo lo siguiente: «Es una versión envolvente de Internet. En lugar de simplemente ver algo en la pantalla, te sentirás como si estuvieras dentro o ahí mismo con otra persona». 

Esa es una de las características del metaverso, y el hecho de desarrollar la presencia de la realidad extendida (RE) en un entorno virtual es algo que ya está sucediendo en ámbitos como el entretenimiento y el mundo empresarial. 

Muchas personas ya han participado en reuniones totalmente virtuales, que parece que han llegado para quedarse incluso cuando hayamos superado la pandemia, pero seguramente no resulta sorprendente que sea el mundo de los videojuegos el que, hasta ahora, haya dado los mayores pasos en esta dirección. 

Durante casi dos décadas, la plataforma de juegos y elementos multimedia en línea Second Life ha estado ofreciendo a los participantes un mundo virtual lleno, en su mayor parte, de contenido generado por el usuario. Además, cuenta con su propia moneda virtual que también es intercambiable en el mundo real. Epic Games está posicionando Fortnite como un metaverso, y las populares plataformas Minecraft y Roblox también pueden hacer gala de ello gracias a sus enormes mundos virtuales y a su amplia experiencia compartida. 

La presencia virtual es solo una parte del concepto de metaverso y, a pesar del significativo hecho de cambiar la marca de la empresa Facebook, Inc. a Meta, Zuckerberg no es, ni mucho menos, el único que tiene puestos sus intereses en este nuevo mundo virtual. 

«La experiencia de una red visible de servicios, productos e interacciones es probable, verosímil y llegará con el tiempo», confiesa el fundador de Enosis, Vangelis Lympouridis, a RWS. «Pero no estaría en unas únicas manos y, sin duda, no adoptaría la forma que imaginamos actualmente ni tampoco la que se propone estratégicamente a través del marketing». 

La creación del metaverso 

En un influyente ensayo publicado por primera vez en 2020, el inversor de capital de riesgo Matthew Ball definió el metaverso como un esfuerzo enormemente diverso y colaborativo en el que conviven experiencias y contenidos «creados y manejados por una amplia gama de colaboradores, algunos de ellos individuos independientes, mientras que el resto podrían ser grupos organizados de manera extraoficial o empresas del ámbito comercial». Otras de las características fundamentales que estableció incluyen un funcionamiento continuo y sincronizado, una economía plenamente operativa y «una interoperabilidad sin precedentes de datos, elementos y activos digitales, contenidos y otros componentes en cada una de estas experiencias». Resulta curioso que, aunque las plataformas de videojuegos como Roblox y Minecraft ya cumplen con la mayoría de estos criterios, siguen siendo en gran medida independientes. En «el» metaverso, todos estos metaversos individuales formarán parte de un todo integrado e interconectado. 

Para Lympouridis, las tecnologías de realidad extendida, incluidas la realidad virtual (RV) y la realidad aumentada (RA), son los componentes principales para acceder a ciertas partes de la realidad ciberfísica y multimedia del metaverso, pero no están generalizadas. «Si bien algunos creen que existe una dicotomía entre el entorno físico y el entorno «Meta» del mundo, el valor real reside en la transición perfecta y la continuidad entre los dos dentro de una sola realidad», dice. 

Enosis se especializa en la informática espacial, que es por definición una plataforma de experiencias fundamental para la transición desde una dimensión existente y reducida de datos globales a un ecosistema de datos globales emergente con presencia en el espacio y coordenadas, volumen y características físicas y virtuales en el espacio. 

Otras muchas tecnologías emergentes también convergen bajo el amplio marco de la cuarta revolución industrial, entre las que se incluyen la tecnología 5G, el edge computing, el Internet de las cosas (IoT), la robótica, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial (IA), con el objetivo de impulsar esta nueva y emocionante era. 

La comunicación en el metaverso 

Zuckerberg ha hablado recientemente sobre la necesidad de contar con capacidades de traducción integradas en el metaverso, lo que permitiría a los usuarios no solo acceder a los contenidos en su propio idioma, sino también comunicarse con otros en cualquier idioma de forma instantánea.

«Esto será sumamente importante cuando las personas empiecen a teletransportarse a través de mundos virtuales y a vivir experiencias con individuos de diferentes entornos», comentó. «Ahora tenemos la oportunidad de mejorar Internet y establecer un nuevo estándar en el que podamos comunicarnos unos con otros, independientemente del idioma que hablemos o de dónde vengamos. Y, si lo hacemos bien, este es solo uno de los ejemplos de cómo la IA puede contribuir a reunir a las personas a escala global». 

La idea de una tecnología de traducción en tiempo real de este tipo podría parecer sacada de una película de ciencia ficción, como el traductor universal de Star Trek o el algo más quimérico pez de Babel de las novelas de Douglas Adams. Sin embargo, la traducción automática (MT) está mejorando a una velocidad exponencial, impulsada por el uso de la IA. Sin ir más lejos, la escala, el alcance, la precisión y la flexibilidad de Language Weaver, los sistemas de traducción automática propios de RWS, hace no mucho habrían parecido sacados de la ciencia ficción.

Cosmolocalización que va más allá del idioma 

Resulta obvio que la localización va mucho más allá de la traducción. Aunque el idioma es siempre un elemento clave, solo es una parte de los factores culturales y contextuales que forman parte de la verdadera localización de cualquier contenido o experiencia. 

En el metaverso, ya puedes personalizar tu propio avatar, así como tu espacio personal o compartido e invitar a otros a unirse. En el futuro, a medida que se vayan adoptando sistemas y enfoques más sofisticados, quizás sea posible que, incluso, se puedan localizar entornos virtuales compartidos, de modo que los individuos vivan experiencias diferentes en función de sus propias expectativas y preferencias culturales. Las experiencias y los contenidos se pueden personalizar de forma similar en función de las personas y los grupos que accedan a ellos, al mismo tiempo, que se facilitan la comunicación y la interacción gracias a traducciones impecables. Los datos y sistemas necesarios para hacer posible una experiencia localizada a este nivel ya estarán disponibles. Básicamente, no se van a localizar las experiencias individuales de forma aislada, sino todos los elementos conectados que forman el metaverso. 

Lympouridis sostiene que la cosmolocalización es una fusión de tecnología, ciencia política, filosofía y economía. «Sugiere un modelo trascendental que va más allá del internacional o cosmopolita actual, y hace hincapié en las características locales a escala global», continúa. «Estas características locales pueden ser físicas o virtuales, pero la idea es que la forma más potente de pertenencia es local con un efecto global. Su concepción reúne el acceso directo a contenidos, conocimientos y experiencias globales teniendo en cuenta el contexto y la producción o facilitación local de estos conocimientos con el objetivo de crear experiencias, contenidos y servicios nuevos». 

Y añade: «Puede emplearse una adaptación polimórfica para impulsar la colaboración, la productividad, la inclusividad, el aprendizaje experiencial, el diseño y mucho más». 

Las implicaciones prácticas de la informática espacial y la cosmolocalización 

¿Y qué implica todo esto en la práctica? 

El potencial parece ser casi ilimitado.

En lo referente a la cosmolocalización, imagina a un estudiante de medicina en prácticas. Podría acceder a recursos útiles y comunicarse directamente con expertos en su campo desde cualquier parte del mundo. La RA y la RV podrían permitirle practicar un procedimiento con el que no esté familiarizado mientras lo guía un compañero que se encuentra físicamente a miles de kilómetros de distancia. La información se traduciría con precisión, pero también se localizaría para tener en cuenta las diferencias que existen entre las directrices sanitarias oficiales de ámbito nacional, las prácticas de trabajo habituales e incluso la disponibilidad de equipos especializados. Sin una labor de localización adecuada, el experto que está al otro lado del mundo no logrará conocer completamente la situación.

En otros lugares, los elementos que se unirán para crear el metaverso ya están transformando la manera en que socializamos, jugamos y trabajamos. Por ejemplo, HP ha lanzado recientemente el primer servicio de asistencia al cliente de realidad mixta para impresoras del mundo, mientras que Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, afirma que Mesh for Microsoft Teams puede transportarte a la propia fábrica o a un espacio de reuniones totalmente producido con tu presencia única. 

Es casi imposible predecir el verdadero impacto que tendrán el metaverso y las tecnologías relacionadas, o ni siquiera la forma exacta que adoptarán. Vangelis Lympouridis cree que la utilidad, el uso, la eficiencia y la eficacia impulsarán su adopción, y que las empresas se quedarán, como es obvio, con lo que funciona y descartarán lo que no. 

«Los beneficios claros y tangibles, las mejoras palpables en la vida social y personal, la productividad y la sensación de seguridad son lo que impulsará la adopción», explica. «Aquellos que imaginan un futuro utópico o distópico en el que se vivirá dentro del metaverso quedan lejos de las empresas de ámbito social y tecnológico, y operan desde un nivel cultural y filosófico más que desde uno orientado al ámbito empresarial». 

Dado que el propio término «metaverso» se acuñó por primera vez en 1992 en la novela de ciencia ficción de Neal Stephenson, Snow Crash, y la idea se siguió desarrollando en Ready Player One de Ernest Cline en 2011, parece haber un amplio margen para que los comentaristas culturales y movidos por la especulación afirmen que es probable que avance hacia un extremo utópico o distópico.

Sin embargo, para las empresas con visión de futuro, el metaverso y las áreas asociadas, incluida la cosmolocalización, ofrecen oportunidades para adoptar formas de pensar completamente nuevas y posicionarse a la vanguardia en esta nueva era sin precedentes de la economía de la experiencia. 

RWS está colaborando con Enosis como socio experto en informática espacial y todo lo relacionado con el metaverso. No te pierdas nuestro próximo podcast sobre este tema.

Elsa Sklavounou RWS
AUTORA

Elsa Sklavounou

Elsa es directora sénior de alianzas internacionales de RWS y la encargada de crear y mantener alianzas globales. Se graduó en la Escuela de Filología Francesa de la Universidad Aristóteles de Tesalónica y más tarde se especializó en Lingüística y Tecnología de la Traducción en la Universidad de París 8. Trabajó en el estudio de la lengua para fines específicos y realizó varios proyectos sobre gramáticas y diccionarios especializados de la lengua griega. Desarrolló su investigación doctoral en torno a la gramática transformacional aplicada a la traducción automática y al aprendizaje automático.
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